¿Crees que te sobra algún kilito, pero no te apetece hacer una dieta muy estricta? En el siguiente artículo te presentamos los cinco trucos fundamentales que deberías implementar en tu vida para empezar a adelgazar ya. Son pequeños cambios, que no te resultarán un sacrificio y que podrás seguir sin abandonarlos a la semana. Si eres capaz de seguirlos durante tres semanas, te sorprenderás con los resultados.

1. Sí al té

Seguramente habrás leído ya muchas veces u oído hasta la saciedad todos los beneficios que te puede aportar una taza de té, pero es que ¡es cierto! Por algún motivo es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo y una de las soluciones más fáciles y ricas para mantener tu cuerpo hidratado.

En el mercado puedes encontrar infinidad de variedades de té, pero para empezar a notar ayuda a la hora de perder peso, te recomendamos el té verde o el té rojo. Aparte de los otros múltiples beneficios que pueden aportar a tu salud, como reforzar tu sistema inmunitario o protegerte frente a problemas cardiovasculares, estos dos tipos de té pueden resultarte muy eficaces. En cuanto al té verde, su gran cantidad de antioxidantes te ayudará a bloquear la grasa de forma natural, especialmente la situada en la zona abdominal, y evitarán su absorción. Por eso mismo, es la infusión mejor indicada para tomar tras comidas copiosas donde los hidratos de carbono han sido los protagonistas. Por lo que respecta al té rojo o Pu-Erh, siempre se ha considerado el té ideal para empezar a adelgazar, ya que estimula el metabolismo y es diurético, favoreciendo así la eliminación de toxinas y eliminando la retención de líquidos.

Como ves, existen alternativas a la aburrida toma de agua diaria que necesita nuestro organismo y que además son muy cómodas de preparar. Puedes dejar los tés preparados en la nevera para ir tomando fresquitos o puedes calentarte una buena taza y añadirle limón o jengibre para multiplicar sus beneficios, ¡nunca azúcar! Si eres capaz de tomar tres tazas al día, empezarás a ver resultados en la pérdida de hinchazón y líquidos desde la primera semana. ¿A qué estás esperando?

2. El pan no está prohibido

Sí, puede que te sorprenda, pero el pan no es un alimento prohibido cuando queremos empezar a adelgazar. De hecho, la prohibición de la toma de pan en dietas de adelgazamiento es uno de los factores principales por los que éstas se abandonan, ya que ¡nos encanta el pan y es un gran sacrificio renunciar a él! Por eso te proponemos una “reorganización” de los tiempos y la manera de tomarlo, para que sigas disfrutando de él y no te impida que sigas perdiendo peso.

En primer lugar, hay que elegir bien el momento del día. Se pueden tomar hasta 100 gramos de pan al día en el desayuno, en el almuerzo o en la comida. Lo puedes repartir como quieras, ¿qué tal una tostada para desayunar? ¿o un minibocadillo para almorzar? Adelante, no renuncies a esos pequeños placeres que te darán fuerza mental para continuar. Eso sí, renuncia al pan a la hora de merendar o en la cena, ya que, si no haces ejercicio después, será muy complicado quemar las calorías que te haya aportado.

Por último, debes recordar que no todos los tipos de pan son válidos en este pequeño “engaño mental”, ya que no queremos renunciar a él, pero también queremos mantener nuestro peso o perderlo. Por este motivo, te recomendamos que optes por un pan integral, pero asegúrate de que en la etiqueta pone que la harina de trigo es integral, ya que muchos simplemente le añaden salvado a la harina blanca y lo venden como integral. Tampoco son muy recomendables el pan tostado prefabricado o el pan de sándwich, ya que contienen azúcares, sal y otros conservantes camuflados que pueden perjudicar tu salud. Resumiendo: pan sí, pero con sentido común.

3. La fruta, mejor entre horas

Obviamente, la fruta siempre es buena, incluso en dietas de adelgazamiento. Sin embargo, sí que es cierto que se recomienda evitarla como postre en aquellos casos en los que se busque una pérdida de peso más radical. Y aunque mucha gente piense que no es cierto eso de que la fruta engorde después de comer, la explicación científica reside en que no te deja adelgazar. La fruta contiene naturalmente un tipo de azúcar llamado fructosa, que será metabolizado por el hígado, por lo que, si este está ocupado en esta tarea, no podrá metabolizar las grasas consumidas en la comida. Ahí reside la razón por la que se recomienda tomar la fruta en otros momentos diferentes del día y no como postre.

Así que, si quieres beneficiarte de todas las propiedades de la fruta, no dudes en consumirla a la hora de la merienda o cuando te apetezca algo entre horas. Estarás tomando fibra, vitaminas y antioxidantes que te ayudarán a eliminar toxinas y proteger tu sistema inmunitario. Nuestras favoritas: la naranja, la piña, el plátano y la manzana.

4. Haz 5 comidas todos los días

La creencia de que comer poco adelgaza, aunque muy extendida socialmente, está cada vez más justificada científicamente como inefectiva a la hora de la pérdida de peso. Nuestro cuerpo está pensado para sobrevivir, por lo que, si detecta que no se está nutriendo suficientemente, por ejemplo, comiendo solo dos o tres veces al día, lo que hace es almacenar la grasa para asegurarnos la supervivencia. Es decir, nuestro metabolismo se ralentiza y es más complicado la quema de grasas.

Si queremos evitar el posible efecto yo-yó o la segurísima desnutrición que esto nos aportaría, debemos mantener el metabolismo activo, quemando y almacenando correctamente los nutrientes, incluso cuando no hacemos nada. Y eso solo se consigue comiendo cantidades adecuadas muy a menudo durante todo el día.

Por lo tanto, empecemos por el desayuno, obligatorio todos los días. Y no estamos hablando de sólo un café o un vaso de zumo, sino de un desayuno saludable con cereales integrales, avena, proteínas, fruta, etc. Sal de casa con energía y saciado hasta la siguiente comida. Ya hemos hablado antes de un almuerzo con pan, por qué no, y de fruta para picar entre horas. Y, por supuestísimo, nada de saltarse la cena o irse a la cama con un vaso de leche. Recuerda: si no comes, no quemas. Así que elige opciones saludables, en cantidades apropiadas y ¡a adelgazar!

5. Muévete

De nuevo, algo muy lógico que todos sabemos que debemos hacer si queremos perder peso, ¿pero lo hacemos correctamente? De nada sirve esperar al fin de semana para hacer sobreesfuerzos deportivos que limpien nuestra conciencia. Con eso, sólo conseguiremos un montón de agujetas, puede que alguna lesión y ningún resultado en la pérdida de peso. La constancia es la clave. Más vale un poquito cada día, que mucho y mal sólo los fines de semana. Y, aunque hoy en día, con los horarios del trabajo y el ritmo diario puede resultar complicado hacer ejercicio, siempre hay alternativas para movernos sin excusa. ¿Has pensado en ir al supermercado caminando, en lugar de con el coche? ¿Y qué tal pasear al perro un poquito más lejos, en lugar de en el parque de debajo de casa? Por supuesto, sobra decir que las escaleras siempre tienen preferencia frente al ascensor o que podemos estirar las piernas fuera de la oficina en nuestro horario de la comida. Como ves, se trata de ser un poco original a la hora de buscar “excusas” para moverse. Serán pequeños cambios que te pueden ayudar a conseguir un gran resultado.

Escrito por –livenutrition.es